Tras más de 90 años desde su lanzamiento, con cada generación del Phantom la marca británica ha ido sembrando las semillas del éxito hasta convertirse en uno de los máximos exponentes entre los coches más exclusivos del mercado. Pero todo lo que tiene un principio, tiene un final.
Tras 13 años siendo uno vehículos más reconocidos dentro de los vehículos exóticos, el Phantom cuelga sus botas con este tributo a la artesanía de los maestros de Rolls-Royce.
Construido sobre la plataforma de un Phantom con una distancia de ejes aumentada que le proporciona una longitud de 6092 mm – unos 25 cm más largo que en la versión estándar– esta última unidad sale al mercado junto con un acabado que imita al de los yates más exclusivos.
Tallado casi como si de una amatista en bruto se tratara, el interior ha sido esculpido a imagen y semejanza de los antiguos barcos transatlánticos de los años 30,incorporando una alusión a los relojes de radio que formaban parte de aquellos navíos.
Las alfombrillas de lana de cordero presentan un efecto de corte a mano, junto con el acabado exterior, en un color azul que es una referencia al color del océano. En contraste, los neumáticos presentan una raya en color blanco junto con la famosa figura de la marca en plata, el Espíritu de Extasis.
No ha habido cambios a nivel mecánico, sigue contando con el mismo tren de potencia; un V12 atmosférico de 6,7 litros que produce 460 CV junto con un par de 720 Nm. Como la versión «normal» del Phantom, la última unidad del Phantom VII alcanza los 100 km/h en 6,1 segundos y alcanza una velocidad máxima de 240 km/h.
Ahora con el último miembro del Phantom VII saliendo de la cadena de montaje, comenzará el trabajo para dar a luz lo que será la nueva producción en serie del Phantom VIII. Este nuevo modelo utilizará una nueva arquitectura basado en aluminio y aterrizará en el mercado el año que viene.