Para diferenciar tanto a GTE (híbrido, desde 40.250 euros) como a e-Golf (eléctrico, desde 38.020 euros) del resto de la gama, tan solo tendremos que fijarnos en la parrilla y en los faros Led, que incorporan una llamativa línea azul, el distintivo de la movilidad eléctrica en la marca. En el habitáculo también es el color predominante, incluso en los característicos cuadros de la tapicería “Tartán”, que pasan del rojo al azul en el GTE. Otro detalle común es la forma en “c” de la luz diurna, situada en el parachoques delantero y que, en el caso del e-Golf, es ligeramente más grande.
En lo que se refiere al GTE, el modelo 2017 sigue manteniendo un propulsor gasolina 1.4 de 150 CV que, unido a un motor eléctrico de 102 CV, es capaz de desarrollar una potencia conjunta de 204 CV. Ofrece un sorprendente consumo de apenas 1,6 l/100 km, en parte, gracias a que es capaz de circular en modo totalmente eléctrico hasta 50 kilómetros. En el e-Golf, la toma de corriente se sitúa en el lateral del vehículo y no en el frontal como en el GTE, que la tiene justo debajo del emblema del Volkswagen.

En la segunda generación del eléctrico puro, los cambios todavía son más significativos, ya que el e-Golf ha aumentado un 50% su autonomía hasta situarla en 300 km (siempre en el ciclo NCCE). La potencia también se ha incrementado considerablemente, hasta los 136 CV (+21 CV). Parte de esta importante mejora se debe a las nuevas piezas que conforman las baterías de iones de litio, cuya densidad energética ha pasado de 24,2 a 35,8 kWh.

Eso también se refleja en el aumento el par que ahora se sitúa en 290 Nm (antes 270 Nm), y que como buen eléctrico, pone a nuestra disposición desde el primer momento. En comparación, el Golf de cero emisiones desarrolla una potencia incluso superior a la del nuevo Golf 1.8 TSI de 180 CV. Una agilidad que se percibe especialmente al poner en marcha el vehículo. El e-Golf acelera de 0 a 100 km/h en 9,6 segundos, el anterior lo hacía en 10,4 y el GTE actual en 7,6. La velocidad máxima limitada electrónicamente es de 150 km/h (+10 km/h).

Si tuviésemos que elegir entre GTE y e-Golf, nos decantaríamos por el primero, más que nada por el tema de las infraestructuras y las dificultades que todavía encontramos para poder recargar este tipo de vehículos.

Si viviésemos en Noruega o en California, donde están mucho más avanzados en este sentido, el e-Golf se llevaría la batalla. Más que nada porque es dos mil euros más barato y en ningún caso te hace renunciar a la agilidad y el dinamismo característico de todo Volkswagen Golf.