Este año renault ha lanzado un nuevo Mégane R.S., y justo unas semanas antes hemos pilotado el nuevo Alpine A110, ¿casualidad? Ni mucho menos. Si algo sabe hacer Renault es deportivos como los grandes, pero al precio de los más populares. Por eso, siglas como RS o Trophy ya están grabadas a fuego entre los aficionados.

Incluso ocho años después de su lanzamiento, el Renault Mégane Sport (sobre estas líneas) es de los mejores coches de su categoría. ¿La mayor ventaja? Desde algo menos de 15.000 euros ya podemos encontrar unidades en muy buen estado, con 250 CV y con las que disfrutar muchísimo. Pero no es el único chollo de nuestra lista. El Renault Clio Sport es incluso más económico. Modificado en 1999 con un potente restyle y 182 CV, en 2005 y como final de serie, Renault lanzó la versión Trophy con suspensiones Sachs. Se hicieron 500 coches, que deben rondar los 15.000 euros. En cambio, de la versión de 182 CV los podemos encontrar entre 6.000 y 10.000 euros. Con la inminente llegada del Alpine, también es buen momento para rememorar la barqueta Renault Sport Spider. El espíritu es similar al del Lotus Elise pero, ¿mantendrá veinte años después su apasionante conducción? Acompáñanos a conocer mejor estos deportivos.

Renault Spider
Nos remontamos a 1996, una época de apabullante efervescencia en Renault, que no se corta y pone en el mercado el Renault Spider sin ni siquiera equipar un parabrisas a su pequeña carrocería. Así, un proyecto que nació como Alpine, se reconvirtió a Renault Sport para aprovechar la excelente imagen de marca que estaba dando su participación en la fórmula 1, con modelos como el Clio Williams, dedicado al entonces exitoso equipo de competición.
Volvamos al Spider, un chasis de aluminio tubular de sección rectangular el que se unió el motor 2.0 16 válvulas con los 150 CV del mencionado Clio Williams, y que también llevaría el Mégane Coupé, caja de cinco marchas, tracción trasera y… poco más. Ni ABS ni control de estabilidad ni dirección asistida ni, diríamos, apenas servofreno. Por no tener no tenía ni asientos regulables, y eran el volante y el pedalier los que se movían hacia el conductor para poder manejar el coche. Se fabricaron, de calle, algo más de 1.700 –1.726 para ser exactos–, de los que algo menos de 500 fueron sin parabrisas y algo más de mil con este imprescindible elemento instalado. Al volante el coche es muy duro, la dirección exige esfuerzo y el coche apenas inclina, eso sí, no hay fuerza suficiente para hacer que las ruedas traseras, enormes, pierdan motricidad, así que no es un coche de grandes derrapadas como puede ser, por ejemplo, un Lotus de la misma época.

En la pista es un coche manejable con el que disfrutar y ser admirado. No hay muchos a la venta, y de hecho solo hemos localizado uno en España que mucho nos tememos, saldrá de nuestras fronteras en menos que canta un gallo. Si te gusta y lo encuentras, cómpralo. No es tan divertido como un Lotus, pero sí mucho más exclusivo. El coste de mantenimiento, por cierto, es bastante razonable para un coche tan exótico.
Renault Megane Sport
La tercera generación del Megane llegó al mercado en el año 2009, con una excepcional carrocería de tres puertas en formato cupé que nos atrajo de inmediato. Desde el lanzamiento contó con una versión 2.0 turbo con nada menos que 265 CV, en un intento de hacer olvidar las últimas series RS del Mégane de anterior generación, realmente impresionantes.
El Mégane evolucionó en diseño en un par de ocasiones y en chasis, pero conservó su potencia de principio a fin, con sus 265 CV intactos. Eso sí, asientos Recaro, vías ensanchadas, mejores frenos, suspensión más dura… más radical aún, la versión “Cup” añadió un diferencial autoblocante y una decoración externa muy llamativa, y el Trophy R subió, esta vez sí, hasta los 275 CV, con “golosinas” entre las opciones como el escape Akrapovic de titanio, amortiguación Öhlins o suspensión de muelles en material composite en lugar de acero. El run-out o final de serie fue una versión Red Bull Edition con la que se conmemoraron los títulos de Sebastian Vettel con el Red Bull-Renault.

Desde el primero hasta el último modelo, todos son una joya, pero los Trophy son un diamante de brillo excepcional, aunque, como las piezas de muchos quilates, difíciles de encontrar. Se han lanzado compactos de tracción delantera más rápidos, más eficaces y más veloces en la pista, pero ninguno con las sensaciones al volante de este Mégane, un coche para comprar, disfrutar y, quizá con mucha pena, vender a los pocos años y echar de menos para siempre. Los precios se inician en los 15.000 euros más o menos, el mantenimiento es económico e incluso el consumo es razonable. Intentar encontrar coches que no hayan pisado el circuito y, en cuanto tengáis ocasión, ir a estrenarlo en unas tandas, su medio natural para disfrutarlo a fondo.
Renault Clio Sport Trophy
En 1998 Renault lanzó la segunda generación del Clio, que tuvo su tercera entrega en 2006 pero, en cambio, el Clio se siguió fabricando como Clio Campus con motores y acabados básicos hasta bien entrado el 2012. En el año 1999 se presentó el primer Clio Sport, con motor dos litros atmosférico que desarrollaba 172 CV, suficientes para hacernos olvidar los citados 150 CV del Clio Williams.
Desde el principio criticamos el asiento alto y el volante un tanto inclinado, pero el motor tiraba que daba gusto, y el volante, forrado en neopreno, había que agarrarlo con ganas. El Clio siempre fue ligero, con capó de aluminio y aletas en termoplástico. En 2001 se lanzó el Clio “fase 2”, con un nuevo RS que incrementó la potencia hasta los 182 CV, acompañados de nuevas especificaciones de interior y de chasis, que hacen de este modelo el más recomendable de esta serie. Del de 172 hemos visto alguna unidad en España por 5.000 euros, por el de 182 tendrás que pagar un poco más, pero merece la pena.

Como broche final para la producción llegó el Clio Trophy en forma de edición limitada a tan solo 500 unidades. No nos cuesta admitir que es uno de los mejores utilitarios deportivos de la historia, o al menos el mejor con un motor atmosférico. Para diferenciarlo a simple vista de los otros RS tendrás que observar la pintura roja, denominada Capsicum Red, las espectaculares llantas de aleación Speedline Turini –las hemos encontrado de segunda mano por 830 euros– y las pequeñas pegatinas que lleva en los faldones laterales. Renault, para darle más bombo a la presentación del modelo, utilizó como embajadores a los dos pilotos oficiales de su escudería de fórmula 1, Giancarlo Fisichella… y un jovencísimo Fernando Alonso.

En cuanto a comportamiento hay poco que decir, es sencillamente sobresaliente. A algún loco se le ocurrió meter los mejores amortiguadores del mundo en el equipamiento y ahí están los Sachs con depósito separado. Estos incrementan el rendimiento de forma notable –la propia marca cifraba la mejora en un 30%–. Para decirlo rápido, cuesta más sustituir los cuatro que el valor de cualquier Clio Trophy en la actualidad. Si encuentras alguno en venta no se lo digas a nadie, compra, disfruta y guarda, su valor subirá como el de las monedas rarunas que ahora nos persiguen…