Hoy en día a muchos les parece más atractivo un SmartWatch que la mejor maquinaria relojera suiza, se fascinan más por una pulsera que mide las calorías en lugar de por unos gemelos de joyería, y sueñan con un móvil con más megas en lugar de mayor potencia para su coche. A nosotros, amantes de la tecnología pero también del lujo, nos gusta todo: el reloj tecnológico y el suizo, la pulsera que mide tu pulso en la San Silvestre y los gemelos a juego con los zapatos, y el móvil con capacidad para toda la discografía de Deep Purple aunque nos hagamos cero selfies.
LO ÚLTIMO DE LO ÚLTIMO
Que la tecnología es uno de los argumentos de venta clave en este coche no se aprecia solo en la llave. El BMW Serie 7 estrena el nuevo chasis carbon core desarrollado con fibra de carbono, la suspensión con estabilizadoras desconectables o el sistema de manejo, mediante gestos el sistema multimedia. La pregunta no es si el BMW es más o menos tecnológico, sino saber si es capaz de robarle la corona el rey de las berlinas de lujo: el Mercedes Clase S. Para ello hemos reunido el BMW 730d, que será la versión más vendida en España y en Europa, con el Mercedes 350d, que comparte etiqueta de “superventas” en su familia. El Serie 7, con 265 CV cuesta 94.650 euros, casi 400 euros más que el Mercedes, con una tarifa de 94.285 euros y 255 CV. Para disfrutar al máximo de las cualidades del Mercedes nos han prestado el Clase S con carrocería larga y acabado AMG, mientras el BMW se muestra con la carrocería estándar y el terminación M Sport. Como parece que ambos quieren tener algo de deportivos, hemos traído a la cita al Porsche Panamera Diesel, con su motor de 300 CV, que cuesta 95.621 euros, algo más caro porque, por sus emisiones, paga más impuestos. El Porsche no solo está aquí por su deportividad sino porque también es un coche de imagen y prestigio, al menos nosotros admiramos a quien compra, conduce y disfruta un Panamera.
Con el Porsche nos entran ganas de tomar el volante de inmediato, y es lo que hacemos. Nos acomodamos y el Panamera comienza a tener sentido desde el primer giro de ruedas. Como en todos los Porsche hay algo en su puesta a punto que te indica que eres tú el que domina la carretera, y no al revés, así que rápidamente enlazamos una calle con otra y nos perdemos por la ciudad. El giro inicial del volante hace que la carrocería se inserte rápidamente en las curvas, algo que enervará a los pasajeros traseros si estos son muy delicados –o si eres el chófer, algo poco probable en este coche– pero mantiene una agilidad que el Mercedes no puede alcanzar, aunque, ¿será el BMW capaz de conseguirla?
Obviamente la estructura del Serie 7 de carbono pone mucho de su parte, y son casi 100 kilos menos que el Mercedes y unos 110 menos que el Porsche los que hacen que, con menos potencia que el modelo de Stuttgart, iguale sus prestaciones, por no hablar de un consumo homologado por debajo de cinco litros. El BMW es capaz de sortear las vicisitudes de la carretera con la misma suavidad que el Mercedes, y agarrarse a las curvas con la pericia del Porsche. ¿Cómo lo consigue? Con las estabilizadoras activas desconectables, un extra que se añade a la suspensión neumática de dureza regulable, en este caso de serie, y que permite que cada rueda tenga juego libre en línea recta pero que se aferre a su contraria en las curvas para eliminar el balanceo.
¿ABRUMADOS POR EL NUEVO RIVAL?
Chasis de carbono, suspensión multiinteligente…, el Mercedes, lanzado en 2013, debería estar abrumado por su nuevo rival, pero no. Se diseñó en acero y aluminio con gran ligereza, de modo que no anda tan lejos del BMW incluso en su carrocería larga, y también cuenta con un sistema de suspensión especial: neumática y con dureza regulable, puede añadir el Magic Body Control que, por medio de la cámara frontal, lee los baches de la carretera y prepara la suspensión para absorberlos sin afectar al confort. A pesar de que nuestra unidad no lo lleva, el Clase S se mueve entre cojines, pero con la carrocería sujeta. El Panamera equipa de serie suspensión de amortiguadores y muelles, con la regulación electrónica opcional instalada en nuestra unidad. La pega es que, en modo “Confort”, aunque obviamente tiene mejor comportamiento para los pasajeros, la carrocería se queda demasiado suelta para los gustos del conductor, y al final son los modos “Sport” y “Sport Plus” los que más utilizamos, tomando una conducción más deportiva.
Ya metidos en faena, nos gustaría que el Porsche fuera algo más rápido, y es que aunque los 300 CV cunden, la ligereza de sus rivales le pasa factura. El Porsche es el que mejor suena de los tres, y para tratarse de motores diésel la verdad es que su melodía es incluso agradable. Después de analizar su exterior y su conducción es hora de hablar de lo que realmente importa: el interior de estos coches. Pasaremos primero por el Porsche, el más ordenado y el que tiene un botón para cada función, aunque muchos están en color negro al no equipar todas las opciones disponibles. Su pantalla táctil es correcta y la calidad, perfecta, pero está en otra generación con respecto a sus competidores, ya que el campo multimedia es donde más se ha avanzado desde su lanzamiento en 2009. En la trasera es un coche muy confortable para ser un Porsche, pero no te sientes como un ministro, tal y como sucede en los otros dos, especialmente en el Mercedes. Incluso si son niños los que viajan en estas plazas, la alta línea de la carrocería hace que las ventanillas queden algo lejos de su campo de visión, así que habrá que equipar todos los sistemas multimedia.
Mercedes ofrece al menos cinco configuraciones de asientos diferentes para la trasera de su Clase S largo. Nuestra unidad equipa asientos reclinables eléctricamente, posabotes calefactable o refrigerado, apoyabrazos calefactables y con un extra de mullido, función masaje, pantallas en la trasera, equipo de sonido Burmester y un botón que aleja todo lo posible el asiento del pasajero delantero. Casi 15.000 euros en opciones solo para la zona de asientos. El BMW integra una tablet Samsung entre los dos asientos para poder interactuar con todos los sistemas del coche, además de consultar las habituales apps o leer las noticias, y lo cierto es que nos gusta tanto como las grandes pantallas de los reposacabezas del Mercedes, por su cercanía y fácil uso y lectura.
¿A QUIÉN NO LE GUSTA LA OPULENCIA?
En el puesto de mando, en cambio, es el Mercedes el que manda. Sus dos enormes pantallas, el estilo barroco de su diseño y la iluminación regulable, que podemos elegir incluso en color rosa, nos transportan a ese mundo de opulencia que, para qué engañarnos, a todos nos gusta. El BMW es, simplemente, un BMW. Más lujoso, más equipado, más grande y más fácil de manejar, pero no tiene la sensación de hiperlujo del Clase S, aunque guarda un as en la manga. Este se llama manejo gestual de los mandos, y permite subir y bajar el volumen de la radio o rechazar y contestar llamadas con un solo gesto, sin tocar ningún mando ni hablar al sistema del coche. Sí, como en «Minority Report»
Hay algunos gadgets más, como la iluminación por debajo de las alfombrillas, que lleva la ambientación lumínica a otro nivel, y el parking remoto, que no hemos podido probar al no equiparlo en esta unidad pero que, en pocos años, te permitirá llegar al aeropuerto y enviar tu coche al parking por sí mismo o, desde ya mismo, cuando llegues a una plaza de garaje pequeña, bajar del coche y que el mismo se inserte en la plaza. Los dos coches tienen todo tipo de detalles adicionales como varias fragancias para el climatizador, apoyabrazos o paneles de las puertas calefactables y unos sistemas de seguridad tan amplios y avanzados que caminar por las calles te va a parecer inaceptablemente peligroso.
Hay que elegir un ganador. El Porsche no está cómodo en esta comparativa. Es un coche para conductores que necesitan más espacio y no quieren renunciar a un deportivo, y como tal hay que valorarlo. Si no te hace mucha falta el espacio trasero, te gusta conducir y no eres un freak de la tecnología es la mejor elección. Entre el Mercedes y el BMW la elección será cuestión de gustos. El Mercedes es más cómodo, más opulento, más lujoso y más barroco, mientras el BMW, igualmente tecnológico, opta por la discreción estética e interior y se convierte en un automóvil más “normal”. Si lo tuyo es presentarte por la puerta grande, el Mercedes es la elección. En nuestro caso no nos importa perder un poco de glamour si, a cambio, obtenemos un coche más dinámico y placentero de conducir, además de una obra de ingeniería con un chasis de fibra de carbono, al estilo de los mejores deportivos del mundo. Por eso es nuestro ganador.