El gigante asiático conquista Europa con una estrategia silenciosa: automóviles eléctricos asequibles, tecnología avanzada y, sobre todo, concesionarios reales. El arma secreta de China para dominar el mercado europeo no es una batería más potente ni un software revolucionario: son los concesionarios.
Mientras Tesla apostó por la venta directa, los fabricantes chinos han entendido que el contacto humano sigue siendo clave. Y lo están aprovechando. Marcas como MG, BYD, Leapmotor, Omoda o Jaecoo crecen a un ritmo imparable, llenando el vacío dejado por marcas históricas que han abandonado los segmentos generalistas para centrarse en modelos más caros.
Los concesionarios locales, necesitados de producto, han encontrado en las firmas chinas una nueva fuente de rentabilidad.

BYD, el mayor fabricante de coches eléctricos de China, planea liderar los mercados europeos en tres años.
Su estrategia es clara: asociarse con distribuidores con experiencia, capaces de generar confianza en el cliente. “El modelo tradicional de concesionario nos ayuda a vender”, explican desde la propia marca. “Ellos conocen a sus clientes y su mercado”.
El resultado es visible: la familiaridad del público con BYD crece rápidamente, impulsada por su presencia en eventos deportivos y por la recomendación directa de los propios concesionarios.
A diferencia de intentos pasados –como Lada o Daewoo–, las firmas chinas no solo compiten en precio, sino que ofrecen tecnología propia, calidad en alza y una velocidad de desarrollo vertiginosa. “Tenemos 120.000 ingenieros y control total de la cadena de suministro”.

Mientras Europa se reorganiza, China avanza con paso firme. Su mejor baza no está en la fábrica, sino en la calle: el concesionario.
Llega el ePDK
Durante una prueba del nuevo Porsche Cayenne eléctrico por las carreteras de España, el vicepresidente de la gama, Michael Schätzle, dejó entrever algo intrigante: una caja de cambios simulada, al estilo del Hyundai N e-Shift.
Porsche ya ha probado esta tecnología, que reproduce sensaciones de cambio, sonido y curvas de potencia propias de un motor térmico. En circuito, incluso ayuda al conductor a memorizar el trazado y anticipar frenadas.

Sascha Niesen, responsable de validación del Cayenne, destaca que estos sistemas aportan información táctil y auditiva sobre el agarre, algo esencial en un coche eléctrico silencioso. Tras probarlo, confiesa: “Pensé que lo odiaría, pero me encantó. Se siente auténtico”.
Porsche podría estrenar esta tecnología en los futuros Cayman y Boxster eléctricos, modelos donde la emoción y el feedback mecánico decidirán su éxito o fracaso.








