Por los 85.000 euros que cuesta un Cayman GTS te puedes llevar a casa un Porsche nuevo con más de 300 CV y dos años de garantía, y sin tener que preocuparte del mantenimiento en 30.000 kilómetros o dos años. Diversión asegurada, aunque la parte mala es que durante la próxima década su valor de reventa caerá año tras año. Entonces, ¿qué tal si te vuelves loco y te da por comprarte un Ferrari, que dentro de 10 años valdrá como mínimo lo mismo que ahora? Esa depreciación que te ahorras podría servir para compensar los gastos de uso y mantenimiento el italiano, mucho más altos que los del modelo alemán. ¿Un V8 Ferrari por el precio de un seis cilindros de Porsche? Con el ordenador a mano y gracias a la ayuda de la web www.compramostucoche.es, comprobamos que el Cayman con menos de 20.000 km tiene un valor de 65.000 euros, y el de Módena se queda en 44.000 euros, pero vamos a probarlos a ver que pasa.
El interior del Ferrari es amplio, bastante más que el de sus antecesores, y al girar la llave de arranque la tentación se apodera de ti. Suena como suenan los coches en los sueños y, además, el que probamos lleva un escape como el del 360 Challenge Stradale. A su lado el motor del Cayman, que por separado suena muy bien, simplemente no se oye. A pesar de ser claramente más ancho que el Cayman, el italiano se siente muy cómodo e inspira mucha confianza en nuestra ruta por carreteras rurales. A baja velocidad la suspensión se siente firme tanto en el modo “Normal” como en el “Sport” –en este último más, claro–, y cuando va ganando velocidad se asienta muy bien. Los frenos también se sienten tranquilizadoramente potentes. La dirección parece lenta si se compara con las de los modelos modernos, ultrarrápidas, si bien tiene muy buen tacto y permite guiar al 360 con una precisión milimétrica. Llevarlo de un lado a otro es como tratar de retirar tu reflejo de un espejo. Su rapidez de reacciones tiene su máximo exponente en el motor, con una respuesta eléctrica y efervescente a cada toque al acelerador. Si lo comparamos con un moderno 458 no parece tan rápido, pero la forma en que sube de vueltas hasta las 8.500 rpm y el sonido que emite provocan un escalofrío por tu columna vertebral. Solo un Ferrari a tope de vueltas se siente así.
En el Porsche sientes que vas tan bajo como en el Ferrari, pero su posición de conducción está mucho mejor resuelta, la visibilidad también es algo mejor y el sistema de infoentretenimiento funciona con el rigor alemán. El Cayman GTS es en realidad un deportivo muy racional, y aunque se siente y parece algo exótico, la verdad es que es muy fácil convivir con él. Maniobrando a baja velocidad, el Porsche ya parece una máquina que requiere menos cuidados. En cuanto empezamos a rodar sentimos ese tacto y esa respuesta de los mandos que hacen tan especial conducir un Porsche. No obstante, la dirección con asistencia eléctrica transmite menos que la del Ferrari, aun siendo más rápida. La suspensión es cómoda, si bien en posición “Sport”, lógicamente, se perciben más las irregularidades del asfalto por el que rodamos. El motor del Porsche es una maravilla, tiene potencia de sobra y carisma, pero comparado con el del Ferrari parece que tarda más en dar lo mejor de si mismo. La respuesta del V8 es inmediata, gracias en parte a su cigüeñal plano o a sus exóticas bielas de titanio, y sube de vueltas con una melodía fascinante. Pero a partir de unas 4.000 rpm el Porsche también empieza a andar de verdad, y la combinación del rugido del motor con el fantástico tacto del cambio manual configuran un cóctel irresistible. Además el Ferrari gasta el doble de combustible, pero eso son pequeñeces… Quizá sea porque no tenemos a un dueño ansioso por que le devolvamos las llaves de su 360, pero el chasis del Cayman parece más fácilmente explotable, y estoy más feliz y relajado conduciéndolo a fondo, a pesar de que rinde 60 CV menos. Es más rápido para usar en el mundo real, para ir del punto A al B.
Respecto al mantenimiento, el 360 es algo más económico que su predecesor, el F355. Parece que un presupuesto de mantenimiento de unos 3.000 euros al año sería suficiente, siempre que no se rompa nada. Una revisión anual puede costar unos 1.000 euros. Cada 15.000 km habría que cambiar aceite, aceite del cambio, bujías y filtros (unos 1.500 euros), y cada tres años o 40.000 kilómetros la correa de distribución y el tensor (unos 1.500 euros más).
Los coches modernos se benefician de intervalos de mantenimiento mayores, de modo que el Cayman solo necesita una revisión cada dos años o 30.000 km. Una de estas, con cambio de aceite, filtros, junta tórica y sustitución del filtro de aceite y mano de obra, sale en el taller oficial por 420 euros. Las bujías se cambian cada 90.000 km o cuatro años. Lógicamente no hemos incluido en ninguno de los modelos el gasto en neumáticos, frenos o embrague, que dependen mucho del uso que se les de.
A la hora de comprar un Modena lo más importante es que tenga al día el libro de mantenimiento. También conviene revisar las rótulas de la suspensión, que con un precio de unos 400 euros –y van cuatro por rueda–, puede suponer un gasto importante. La transmisión va refrigerada por agua, y si hay corrosión el refrigerante se puede mezclar con el aceite. Conviene revisarlo.
Como conclusión, diremos que es difícil no caer rendido ante la calidad del Cayman, su comodidad para uso diario, su brillante chasis y hasta su olor a coche nuevo. Pero la decisión sigue sin estar clara. El Ferrari es un espectáculo allá por donde pasa, su motor es exuberante y remite al mundo de la competición. El logo del cavallino y el poderoso corazón del coche italiano le da un toque exótico que el Porsche no puede alcanzar. Si estas pensando en comprar tu primer Ferrari, el Modena es una opción a tener muy en cuenta.