El anterior BMW Serie 7 lanzada en 2008 ya llevaba mucha electrónica, pero esta vez han ido mucho más lejos y lo han dotado de innovaciones que parecen de ciencia ficción. El volumen del equipo de sonido, por ejemplo, se sube moviendo los dedos en círculo frente al aparato. Es lo que llaman el “reconocimiento gestual”. El sistema funciona con un sensor que va en el techo y registra los movimientos de la mano. También se puede manejar así el Surround View, que permite ver en la pantalla todo lo que hay alrededor del coche.
Pero la virguería definitiva es que el BMW Serie 7 puede aparcar solo. Pues el conductor puede bajarse y, desde la llave-mando con pantalla incorporada, meter el coche en la plaza, apagarlo y cerrarlo. Luego, para sacarlo, se puede hacer que salga solo, marcha atrás. La tecnología ya está desarrollada y esperan poder ofrecerlo a los clientes a finales de este año, pero hay problemas legales respecto al hecho de que el coche se mueva sin conductor. El BMW lleva avanzados sistemas de seguridad como los integrados en el Driving Assistant Plus. Nos referimos al asistente de guiado de la dirección al conducir en un carril y con función activa para evitar impactos laterales. Es muy útil el sistema de advertencia de tráfico lateral en la parte delantera y trasera mediante cámaras.
Para arrancarlo solo hay que pulsar un botón. Es evidente que es un coche grande (mide 5.098 mm, solo 9 más que el anterior) y aunque igual de ancho. Se percibe poderoso e imperturbable pero además preciso a pesar de su tamaño. Vas a 200 km/h y no oyes ni el ruido aerodinámico que provocan los retrovisores. Todo esto se lo debemos al afinado chasis y a los motores. En este aspecto la novedad son los propulsores de seis cilindros con turbo, gasolina y diesel, de nueva generación. El Serie 7 740i lleva un motor 3.0 seis cilindros en línea turboalimentado que rinde 326 CV. El diesel 730d (desde 94.650 euros) también incorpora un 3 litros de seis cilindros, y rinde 265 CV. La opción más ecológica es el híbrido enchufable de gasolina, el 740e, que con un 2 litros turbo y un motor eléctrico rinde un total de 326 CV. En lo más alto se sitúa el 750i xDrive (133.900 euros), con su V8 biturbo de 450 CV. Todos llevan un brillante cambio de 8 marchas con levas en volante.
En esta última configuración (si lleva la opción Executive Lounge Seating) basta con apretar un botón desde el asiento trasero para que el de copiloto se pliegue hacia delante y se despliegue una plataforma acolchada para apoyar los pies. Los asientos traseros incluyen ventilación activa y función de masaje. La consola central opcionalmente se prolonga hasta los asientos del fondo, y la tableta de siete pulgadas BMW Touch Command va integrada en el apoyabrazos central delantero o trasero. Desde ella se controlan las funciones de confort, información, comunicación o entretenimiento. Los que quieran darle un aspecto deportivo a este BMW Serie 7 pueden optar por el kit M, que incluye llantas especiales de 19 pulgadas y un paquete aerodinámico específico. Otra posibilidad “como realce del lujo” es la línea de diseño “Pure Excellence”.