Las apariencias pueden ser engañosas. Hay poco en el exterior de esta cuarta generación del Flying Spur que sugiera el alcance de las modificaciones bajo la superficie. Solo algunas sutiles modificaciones en la parrilla y las líneas de los parachoques inferiores. Llantas diferentes. Y esta versión Speed tiene detalles oscuros que contrastan con los elementos más tradicionalmente brillantes de la especificación alternativa Mulliner. Siéntate en la parte trasera si quieres, y encontrarás un confort adecuado, pero este Flying Spur nace para ser conducido.

Al igual que el Continental GT, el Flying Spur ahora equipa el nuevo motor V8 biturbo de 4.0 litros. Desarrollado conjuntamente con Porsche y construido en Zuffenhausen, podría parecer un paso atrás, ya que utiliza turbos de flujo simple (single-scroll) y prescinde de la desactivación activa de cilindros. Pero no. Sus 591 cv, se complementan con un motor eléctrico de 188 cv, integrado en la caja de cambios de doble embrague de ocho velocidades y alimentado por una batería de 25,9 kW/h.
Esto no solo entrega 771 cv, la mayor potencia jamás puesta por Bentley en una berlina, superando los 626 CV del W12, sino que además compensa en otras áreas. ¿Por qué desactivar solo la mitad de los cilindros cuando ahora puedes apagar el motor por completo? ¿Por qué preocuparse por turbos complejos cuando el motor eléctrico entrega 450 Nm de par, eliminando el retraso (lag)? Además, ayuda a que el motor funcione de manera más eficiente y logra un pico total del sistema de 1.001 Nm.

Luego está la autonomía eléctrica de 76 Km según el ciclo WLTP, que reduce la cifra oficial de CO2 a unos ridículos 33 g/km y extiende el autonomía total teórico de conducción a 829 Km. Logramos un consumo de entre 9,8-5,6 L/100 km dependiendo de las circunstancias, lo cual es sorprendente para un vehículo de 2,7 toneladas con altas prestaciones. Ahora puedes cargar la batería mientras conduces, además de mediante un enchufe, lo que añade versatilidad.
Incluir todo esto significó rediseñar la arquitectura eléctrica, por lo que también hay una actualización en el conjunto de sensores y el sistema de infoentretenimiento, además de revisiones importantes al chasis. La tecnología fundamental se mantiene: tracción total activa, dirección en las cuatro ruedas, diferencial trasero electrónico (eLSD), vectorización de par y Bentley Dynamic Ride, el sistema activo de barras estabilizadoras de 48 voltios de la marca. Además de recalibrar estos sistemas, Bentley ha adoptado una suspensión neumática de doble cámara con amortiguadores avanzados de doble válvula, que permiten un ajuste completamente independiente de la compresión y la extensión.

La nueva combinación de amortiguadores no solo mejora la calidad de conducción en el modo Comfort mientras mantiene el control de la carrocería en Sport, sino que también varía los parámetros de subviraje según el modo de conducción. Esto funciona en conjunto con la tracción total, haciendo que el modo Sport sea ahora más orientado a la parte trasera que antes. Las actualizaciones no llegan tan lejos como las de Porsche y Audi, que incluyen control activo del cabeceo y balanceo, pero el Spur aún puede ajustar la torsión de la barra estabilizadora para resistir el movimiento de la carrocería o desacoplar completamente las ruedas opuestas según sea necesario.
En este momento, los híbridos enchufables son lo mejor. Deslizarse silenciosamente por zonas pobladas promueve una serenidad que puedes romper cuando te apetezca, desplegando toda la potencia justo cuando las casas desaparecen y la carretera comienza a serpentear. La respuesta es ferozmente eléctrica, y esta limusina de 5,3 metros de largo se siente tan rápida como su tiempo de 0 a 100 km/h en 3,5 segundos sugiere.
Sin embargo, está lejos de ser ruidoso; en el modo Comfort el sonido permanece amortiguado, mientras que en Sport se vuelve más enérgico y distintivo, pero nunca vulgar. Puedes adelantar a las camionetas a voluntad, sin importar las curvas ni las pendientes, con el volante forrado en alcántara que añade una sensación táctil a una experiencia de conducción que disimula los 200 kg adicionales que ha ganado esta generación. Entre ambos modos se encuentra el exquisito modo “Bentley”, que modera algunas irregularidades sin perder el control. Es una opción predeterminada excelente, aunque puedes personalizar los parámetros si lo prefieres.

Es difícil pensar en algo que ofrezca la misma experiencia que el Flying Spur. Podrías comprar un AMG S-Class o un EV más rápido. Incluso hay tecnologías de chasis más avanzadas disponibles en el Grupo VW. Pero el Flying Spur tiene carácter, competencia, confort y aplomo, además de un rendimiento poderoso que proporciona lujo en largos viajes con una cantidad práctica de cero emisiones. Amén.
¿Limusina o deportivo? La verdad es que no sabríamos definirlo, porque tiene un poco de ambas.