Llega la segunda y ansiada generación del todocamino más importante de Audi, desembarca la renovación total de un best seller que enamora a jóvenes parejas y profesionales modernitos. CAR lo quería probar a fondo y para ello elegimos el bello México, la Baja California Sur. Como decía el conquistador Hernán Cortés: “Un paraje en el que no le importaría venir a morir a la mitad del mundo”. Más de 1,6 millones de unidades vendidas en menos de una década demuestra ahora la madurez del Audi Q5. Ni coche ni región ni personajes le dejarán indiferente si hiciese nuestro recorrido por este horno caliente del planeta.
Después de llegar a México, procedentes de Los Ángeles, en concreto a la Península de Baja California Sur, noroeste del país, uno de los 32 estados que conforman, junto con Ciudad de México, las entidades federativas de la nación de los cantantes de rancheras Vicente y Alejandro Fernández o del conocido y revoltoso Chapo Guzmán. A los mandos del nuevo Q5 atravesamos lugares paradisiacos pisando barro, caminos rurales, ríos de fango y hasta alguna carretera asfaltada. La organización, compuesta por un ejército, y nunca mejor dicho, solo nos pidió una cosa: “No abandonen la caravana porque el plomo puede despeinar sus cabezas y no será Trump quien venga a recogerles…”.
Nunca pensamos que esta zona desértica y más desconocida por nosotros de México sería tan linda, el paisaje es lo más parecido a una película de Cantinflas y los pueblos y aldeas por los que pasamos parece no importarles el Big Data o el Brexit. Tijuana –la ciudad más grande de la región y mayor fabricante del mundo de plasmas TV–, Mexicali –la capital de la Baja California–, Ensenada, La Rumorosa, Rosarito, Sierra Juárez y, al oeste, el estremecedor Océano Pacífico con esos tiburones blancos que cuando te bañas (los pies) parece que estás pidiendo “cómeme, cómeme”… Al norte de esta zona tenemos la California americana y al sur Arizona, pero nada es parecido a lo que pisamos, porque hay un tema que cuando vuelas de Los Ángeles es impensable, y es la pobreza que sentimos, el subdesarrollo –3,5% de pobreza extrema en esta zona, y en otros lugares llega al 25%– de un país con un índice de ricos con jet privado entre los mayores del mundo.
“Será mejor que volvamos atrás”. El responsable de prensa de Audi se expresa de forma nítida a través de la emisora, pero nosotros no entendemos bien el mensaje… Han pasado al otro lado de lo que debería ser el lecho seco de un riachuelo llamado El Salvial, pero las lluvias lo han convertido en un río con muy mala leche, aunque ese no es en verdad el problema. Nuestro “amigo” que viaja en un Volkswagen Amarok y los paramilitares que nos protegen en varios Jeep, no ven nada claro que el nuevo Audi Q5 vaya a poder atravesarlo. El problema es que llevamos cuatro horas de trayecto por medio de caminos de arena y barro, y volver atrás significaría no solo retroceder mucho, también habernos equivocado al saltarnos la orden de no separarnos del grupo que plácidamente ha probado el Q5 por carreteras mexicanas y que a esta hora deben estar con un margarita cerca de la piscina del hotel JW Marriott. Así que aquí estamos, con un nuevo Audi Q5 de tracción total quattro con el eje trasero equipado con Torque Vectoring y una suspensión neumática que levanta el coche 4,5 centímetros en su posición más estirada.
Por otra parte no tiene reductoras, ni falta que le hace, ni modos de conducción ajustados para rodar fuera del asfalto, cuenta con llantas de 20 pulgadas y neumáticos gigantes de carretera que le proporcionan una imagen muy bella. La verdad es que la organización ha previsto todo, pero si te separas del grupo no llevas ninguna herramienta o eslinga para sacarlo si nos quedamos colgados. “Será mejor que no lo intentemos”. Puedo ver las gotas de sudor del serpa que nos acompaña a través de la radio que nos comunica… Mi fotógrafo permanece en silencio. Por mi parte, es hora de someter a este pseudo-SUV a una de las pruebas más duras que va a recibir por parte de la prensa en los próximos meses, puede que años, así que, acelero a fondo con la duda de saber si seré el primer humano fuera de Audi en liarla con un Q5. Si pasa algo siempre diré que no se escuchaba nada por el walkie. Un, dos, tres… ¡Splash!
El coche mantiene el morro alto y la segunda de ocho marchas en la zona media del cuentarrevoluciones. Dos olas se generan a los lados del Audi Q5 y nuestro premium avanza con las salpicaduras inundando el capó. Avistamos tierra, pero parece un espejismo, porque varios baches dentro del lecho nos llevan a posiciones insólitas antes de llegar a una roca en la que pretendíamos tomar aire, pero resbala como cristal bajo la lluvia. El Q5 vuelve a caer al agua con estrépito, traccionando para superar los pocos metros que quedan antes de volver a pisar el camino de tierra (ahora barro). Bienvenidos a la región de la Baja California, probablemente el lugar más inhóspito del mundo al que puedes ir en coche con resorts de cinco estrellas a algo más de 30 kilómetros.
VOLVAMOS AL PRINCIPIO
Parece mentira que hace unas siete horas estuviéramos en la recepción de un lujoso hotel con una bonita serie de impecables Audi Q5 esperándonos en la puerta con el climatizador a tope, los asientos con ventilación en marcha y algunas bebidas y barritas energéticas en su interior por si nos picaba el hambre en el camino. No queda nada de aquello en este embarrado Q5, que mantiene el tipo mucho mejor que nosotros, que hemos acabado con los víveres, y eso que hemos parado para reponer fuerzas, que no gasolina.
El Q5 es un modelo clave para Audi, una marca que está viviendo un periodo complejo. Por una parte su éxito comercial está fuera de dudas, y la firma ha despachado nada menos que 1,6 millones de unidades del Q5 desde su lanzamiento en 2008, convirtiéndose en uno de los modelos que mejor balance de beneficios aporta a la casa –probablemente el mejor–. Pero, por otro lado, el problemón del Dieselgate ha empezado a influir en el futuro de la marca, que ha aplazado un centro de I+D, ha dicho adiós a Le Mans y el campeonato del mundo de resistencia y, ha cancelado el tercer turno de trabajo para el nuevo A4 porque el sector de las berlinas sigue de capa caída. Así que este Q5 es clave para la marca, por eso el coche, aunque es completamente nuevo, “parece el mismo coche”, como dirían no solo los trolls de Internet, sino cualquiera que conozca un poco el modelo actual. Audi lo desmiente: “El Q5 es más ligero, mucho más eficiente, más cómodo, más seguro y más fácil de conducir gracias a que puede equipar hasta 30 sistemas de asistencia a la conducción”. Es un coche bonito y muy agradable, pero en un mundo que se mueve tan deprisa como el del automóvil está por ver cómo aguantará los siete años de su ciclo de producto. El tamaño y el objetivo del coche apenas han variado, pero sí su carrocería, más aerodinámica, su chasis, que ahora utiliza numerosos paneles de aluminio para reducir su peso en 90 kilos
MÉXICO, EN EL ‘TOP’ 5 DEL MOTOR
La marca es una de las que estrena factoría en un país que, en menos de cinco años, va a pasar de producir un millón de unidades a más de seis millones de coches, metiéndose en el top 5 mundial –en España se producen entre 3 y 4 millones al año–. Volkswagen tiene desde hace décadas una factoría en Puebla, donde se fabricó el Escarabajo original hasta hace poco más de 15 años. Desde entonces los New Beatle y otros derivados del Golf, como las versiones familiares o sedán, han salido de su fábrica. Pero fue el Tratado de Libre Comercio entre México y Estados Unidos el que ha dado alas a la producción del país hispano. Actualmente Ford produce el Fiesta y planea la siguiente generación del Focus; Fiat monta el 500 para América y prepara el nuevo Jeep Compass para su exportación global; Mazda fabrica el CX-3 que compramos en España; Honda el HR-V, y Audi lanzará desde allí los nuevos Q3 y Q5 a todos los mercados mundiales. Esto significa que la marca ha levantado una nueva planta, para un nuevo coche, con nuevos proveedores –algunos de ellos españoles, con el grupo Antolín a la cabeza– y nueva mano de obra. Si esto no es complicado, que venga Dios y lo vea. Si no lo contamos, jamás te habrías enterado de que el nuevo Q5 es mexicano, porque el Q5 es, como ocurre con toda la gama BMW X fabricada en USA, alemán de cabo a rabo.
La primera parte del recorrido la realizamos en caravana, detrás de un Audi Q3 –el actual, que produce Seat en Barcelona– seguido de los periodistas a los mandos de los nuevos Q5. El coche es rápido, suave, confortable y las ayudas a la conducción van de maravilla en esta interestatal poco transitada. Otra cosa será cuando lo metamos en la M-40, la ronda Diagonal o la carretera Marbella-Málaga –por citar algunas– y las ayudas a la conducción detectarán más enemigos que Pedro Sánchez en el PSOE. El trayecto hasta la comida, más de 200 kilómetros, es un paseo que podemos hacer fumándonos un puro. El Q5 cumple con lo que va a exigir el 100% de sus clientes: calidad a raudales, un equipo multimedia que no envidia nada a un iPhone 7, acabados que no existen ni en los yates más caros del mercado y un motor que es apenas un runrún, aunque rinde 268 CV que salen a relucir por medio del cambio de ocho marchas automático. La suspensión neumática es totalmente nueva, y es una opción de 2.400 euros muy recomendable, o al menos a nosotros nos va a venir de maravilla en la segunda parte de la jornada. La posición normal ya es más baja que el modelo de serie, y tiene una posición “Sport” y dos para caminos, “Allroad” y “Offroad”. Sobre todo, consigue más confort y precisión en toda circunstancia.
Precisamente es durante la comida cuando se empieza a fraguar nuestra casi tragedia romana, ya que nos autorizan a abandonar la ruta propuesta, donde el mayor peligro es que nos caiga un coco en la cabeza una vez lleguemos al hotel, y seguimos la antigua ruta que une Los Barriles con la Ensenada de los Muertos, un lugar en el que el buceo o nadar con las ballenas son las aficiones principales. Google Maps nos envía en dirección a la Sierra de la Laguna, aunque claro, eso es mientras hay cobertura. Pasados unos kilómetros y horas, solo cuatro rostros pálidos, más blancos que cualquier otro gringo en miles de kilómetros a la redonda, viajan en la caravana formada por el Audi Q5 más todo terreno del grupo y el VW Amarok que han enviado con nosotros porque no se fían de nuestras intenciones.
Tocamos de nuevo el asfalto y aceleramos hacia la Higway One entre Tijuana y Cabo San Lucas. En los años sesenta y setenta era una carretera casi suicida, tanto que cuesta recorrer 100 metros sin encontrar una cruz con fotos y flores en el arcén de la carretera. Pero estamos en 2016, y una autovía nos manda ahora entre estos dos puntos claves del turismo mexicano con mayor confort que las vías que recorren toda California, así que nos salimos a mitad de camino, en El Triunfo, para poder rodar por la antigua carretera. La zona está llena ahora de restaurantes y zonas comerciales, pero la ruta sigue estando plagada de curvas, que asaltamos con nuestro Audi. Si en Europa giraríamos algunas cabezas, aquí nadie parece preocuparse de nuestro pequeño carro plateado con pilotos traseros OLed, más cantarines todavía que los Led y faros delanteros con luces Matrix-Led, ahí es nada. Los coches de prueba están equipados bien con el dos litros turbo gasolina de 252 CV –desde 55.800 euros– o bien con el V6 TDI de 268 CV –a la venta en primavera–. El primero tiene la mitad de par que el diésel, pero ahora que estos motores parecen malditos, es bueno recordar que el gasolina acelera de 0 a 100 km/h en 6,3 segundos, alcanza los 250 km/h y homologa un consumo de 6,8 l/100 km. El V6 cuenta con un cambio Tiptronic automático de ocho marchas, mientras que los cuatro cilindros se enlazan con un S-Tronic de siete marchas y doble embrague. La sucesión de curvas cae con vigor a los mandos de este V6 TDI. La dirección es muy ligera y el coche inmensamente ágil. No es que el anterior Q5 no lo fuera, pero era un SUV de primera hornada, un coche pesado y algo lento al que, a base de mecánicas potentes y suspensiones muy bien diseñadas se le han extraído unas prestaciones soberbias. El nuevo nace ligero, rápido, veloz, lo que permite que los motores puedan centrarse en unos consumos cada vez más reducidos y las suspensiones en el confort de los pasajeros.
La luz comienza a menguar y uno de los muchos sensores del Q5 conecta las luces y el interior se ilumina de forma tenue. Es un lugar donde da gusto estar, con una mezcla de elementos del Q7 y del A4, una pantalla multimedia de calidad y gran nitidez y un nuevo sistema all-in-touch que obedece a las órdenes vocales. El equipo cuenta con lo último de Android y Apple en conectividad y puede funcionar como un punto WLAN de conexión a Internet, y en cuanto a seguridad, Audi estrena Head up Display de alta calidad que nos permite llegar al hotel sin demasiadas preocupaciones.
EMBARRADOS PERO PUNTUALES
Dejamos las llaves en la entrada a un perplejo empleado de Audi. El bonito gris metalizado está embarrado, el tanque casi vacío. Van a pasar horas sacando grava del dibujo de las ruedas. Estamos cansados pero satisfechos, y tras una rápida ducha llegamos on time a la conferencia de prensa. El Q5 llega con versiones diésel de 163 y 190 CV con tracción quattro y caja automática con precios desde 46.800 euros. A ellos se suma otro cuatro cilindros, el gasolina turbo de 252 CV por algo más de 55.000. En primavera llegarán el V6 3.0 TDI y un TDI de 150 CV, cambio manual y tracción delantera. Los precios son similares a la gama actual, pero sin ofertas y con más equipamiento y opciones.
En el futuro veremos un SQ5 con un diésel de 350 CV para Europa y un gasolina de 340 CV para América, y puede que hasta un RSQ5 de hasta 450 CV. Está confirmada una versión híbrida enchufable, pero no habrá un eléctrico, habida cuenta de que Audi va a lanzar un Q6 e-tron muy similar en tamaño a este Q5 y completamente eléctrico. Tras la cena y ya en el bar, aparecen nuestros compañeros del Amarok y, junto a unas cervezas bien frías, nos reímos un rato. “Ha sido una locura pero ha valido la pena, el Q5 es mucho mejor que lo que todos nosotros pensamos”.