Cada año se producen 70.000 accidentes de tráfico entre semana y otros 30.000 en fin de semana. ¿Sabemos conducir? Sabemos circular. ¿Sabemos actuar ante una situación de riesgo? La mayoría, no. Por eso siempre que vamos a algún curso de conducción como este del RACC lo tenemos claro, hay que hacerlo alguna vez.
¿Por qué debería ir a un curso de conducción?
En las autoescuelas nos enseñan a circular, es decir, ir del punto A a B respetando las normas de circulación, pero no se nos enseña como actuar en determinadas situaciones.
Esto es algo que la experiencia, o cursos de conducción como este del RACC, nos enseña, pero a veces, una experiencia puede ser fatal, o letal. Por eso lo mejor es la anticipación, es decir, saber como actuar gracias a haberlo experimentado y aprendido en un entorno controlado y seguro.

13.000 alumnos aprendiendo con el RACC
La escuela de conducción segura del Real Automovil Club de Cataluña (RACC) recibe al año 11.000 alumnos de empresas y 2.000 particulares en sus instalaciones para aprender lo que es conducción de verdad.
Cuentan con una pista de pruebas en Montmeló de 17.000 m2 y uno de 52.000 m2 en Moraleja de Enmedio, Madrid. Ambos están preparados para afrontar diferentes pruebas con las que mejorar nuestras habilidades al volante.

Acudimos a la de Madrid para comprobar como es un curso de conducción segura del RACC, nos esperan 4 horas de aprendizaje por delante.
Sobreviraje, subviraje, y maniobra de esquiva
Empezamos por la primera prueba: sobreviraje repentino. Pasamos por una plataforma que mueve la zaga de nuestro vehículo de pruebas, un Audi A1, y debemos controlar el movimiento de este, que además siempre es aleatorio, no sabemos hacia donde se moverá.
Los primeros 10 metros son decisivos, hay que estar rápido de reflejos y contravolantear hacia donde se mueve la zaga del coche. Equivocarse en el primer movimiento del volante supone errar la maniobra, deslizar demasiado o salirse de la pista, es decir, un accidente si fuera en la vida real.

La clave de esta maniobra es saber reaccionar a tiempo y no ponernos nerviosos, ni pisar los pedales de forma aleatoria, ni girar mal el volante, además de mirar siempre a donde queremos ir, no a donde nos lleva el coche al descontrolarse. Pero también se aprende que si no llevas las dos manos bien colocadas en el volante es imposible hacerlo bien.
La prueba se hace entre 50 y 60 km/h, y con el movimiento que provoca la plataforma móvil más la pista deslizante que atravesamos sería como sufrir un sobreviraje a 130 km/h.

Además esta y todas las pruebas se hacen con los controles del coche puestos, como lo sufriríamos en la vida real al ir conduciendo.
Segunda prueba, sobreviraje con esquiva
Ahora que ya sabemos como controlar un sobreviraje, una pérdida de adherencia del tren trasero, hay que saber colocar el coche donde queramos.
En esta prueba tenemos que hacer la maniobra de control y después dirigir el coche por donde no haya chorros de agua, que serían el obstáculo de la carretera.

Para ello podemos usar solo la dirección, emplear los frenos o ambas a la vez. La clave en esta prueba es girar con cuidado, pues aunque entremos «despacio» la pista deslizante simula una maniobra a mayor velocidad. Y cuanta más velocidad llevemos más suaves deben ser nuestros movimientos.
Sobreviraje en curva
Después pasamos a una curva en bajada con dos ruedas en la pista deslizante y dos en el asfalto. Aquí vamos a ver como con todos los controles puestos el coche se va de lado sin control.

Y efectivamente, soltamos el acelerador mientras giramos y ¡sorpresa! la zaga empieza a hacernos mirar hacia otro lado. Pero como ya vimos con la primera prueba, debemos dejar fija la mirada en la salida de la curva.
Con esto y contravolante podemos evitar darnos la vuelta, hacer la peonza, y por lo tanto, tener un accidente grave. Es la prueba más difícil pero también la más satisfactoria cuando se hace bien

Maniobra de esquiva: la suavidad es clave
En la siguiente prueba del curso de conducción segura del RACC la precisión es vital. La mirada también influye, pero al final son nuestras manos las que guían el volante.

Es la clásica prueba del alce, llegar a un punto y esquivar un obstáculo modificando la trayectoria y volviendo a la trayectoria original. El golpe de volante a la izquierda debe ser limpio, no muy exagerado, para luego poder controlar el coche y volver a nuestro carril.
La primera pasada la hacemos a velocidad normal, luego un poco más deprisa y ahí es donde se ve la precisión requerida. Si bien es cierto no pasamos de 65 km/h, pero nos permite conocer muy bien como funciona el coche cuando ocurre este imprevisto.
¿Es recomendable este curso?
Mucho. El RACC y su curso de conducción segura nos enseña como un simple gesto nos puede salvar de un aprieto. Su curso de iniciación es útil para todos los tipos de conductores y su experiencia.

Aprendes a actuar, a analizar la situación y sobre todo a sobreponerte y salir airoso. Además practicas una y otra vez, repites hasta hacerlo bien y encima si le coges el punto puedes hasta divertirte.
El precio de este curso son 299 euros y dura 4 horas. Actualmente en Car disponemos de un descuento del 10% al introducir el código CAR10 en su web. Y como premio, en nuestro Instagram sortearemos un curso gratis, así que estate atento.