Tras dos temporadas de dominio aplastante en el mundial, la marca alemana consigue ganar el único rally que se le resistía, curiosamente el de Alemania. Volkswagen había sufrido estos dos años una serie de catastróficas desdichas que les había privado de tan ansiada victoria.
Por una vez parecieron alinearse los astros, pues el Polo R WRC rendía como siempre, el clima les concedía la clemencia de la que les privó hace dos años, y sus pilotos estaban más centrados que nunca. Todo ello permitió un dominio durante todo el rally como hacía mucho que no se veía por su parte. Y como no, a la cabeza de la armada alemana estaba el francés Ogier.

El piloto galo ha vuelto a demostrar sobre el asfalto alemán quién es el líder del mundial y vigente campeón. Su clara superioridad durante todo el rally, especialmente en el tramo más largo, el Panzerplatte, donde gracias a su ritmo endiablado sentenció la prueba del mundial. Con esta victoria Ogier deja el mundial a punto de caramelo para el siguiente rally, Australia, donde le bastaría con quedar por delante de su compañero Latvala para ser campeón.
