Encuentro generacional: Peugeot E-2008

La mayoría de los coches eléctricos (aunque Tesla hace que parezca sencillo) enfrentan sus mayores retos al recorrer largas distancias, a alta velocidad y hacia destinos desconocidos sin planificación previa. Aunque estos aspectos han mejorado ligeramente, con baterías más grandes algo más asequibles e infraestructuras de carga en desarrollo, recargar durante el trayecto sigue siendo una necesidad para quienes disponen de una autonomía modesta.

Cuando los viajes de ida y vuelta exceden el rango real de vehículos eléctricos como un Audi e-Tron GT de unos 150.000 € (con una autonomía cómoda de 458 kilómetros) o un Peugeot de 40.000 € (alrededor de 290 kilómetros, a pesar de que el indicador de carga llena insista en 385), los conductores suelen identificar sus puntos de recarga preferidos. A pesar de su elevado coste, la red de Ionity es conocida por ofrecer cargadores potentes y una aplicación eficiente, que permite verificar en pocos minutos la disponibilidad de estaciones cercanas. Además, para los aficionados al café, estas estaciones no suelen estar lejos de un Starbucks.

En una de esas paradas, estaba un Peugeot e-2008 de la generación anterior. Es evidente que este crossover eléctrico ha evolucionado. La primera versión, lanzada en 2020, presentaba una arquitectura multi-energía CMP, una batería de 50 kWh (brutos) y un motor eléctrico de 136 CV. La autonomía declarada oscilaba entre 307 y 331 kilómetros, aunque en la práctica era más cercana a los 265 (con una capacidad útil de 45 kWh y un rendimiento aproximado de 6 km por kWh). El modelo más reciente, con una batería ligeramente más grande de 47,7 kWh, presenta un diseño más refinado, es algo más rápido y ofrece una autonomía ligeramente superior. 

No obstante, para quienes priorizan los largos trayectos por autopista, este modelo sigue sin ser el más adecuado. La batería es algo limitada, la velocidad de carga no es especialmente alta y, al igual que en el modelo anterior, el software todavía no ajusta con precisión la autonomía estimada en función del consumo energético real.

Sin embargo, esto no representa un inconveniente si no se realizan viajes frecuentes de larga distancia por carretera. Aunque las paradas para repostar en gasolineras resultan indiscutiblemente cómodas, el coste puede ser considerable. 

En cuanto a la próxima generación, se espera su llegada en 2026 sobre la plataforma STLA Small de Stellantis. Con baterías de hasta 82 kWh, se prevé una autonomía superior a los 480 kilómetros, lo que facilitará considerablemente los viajes largos. Una buena noticia para los conductores, aunque quizá no tanto para los establecimientos de café.