Café Quijano y su pasión por los coches

Café Quijano, el trío musical leonés formado por los hermanos Manolo, Óscar y Raúl, lleva más de 30 años triunfando con su fusión de bolero y pop. Alcanzaron la fama internacional a finales de los 90 con éxitos como La Lola y fueron el primer grupo español nominado a un Grammy estadounidense. 

Criados en el bar de su padre en León, han trabajado con artistas como Sabina, Calamaro y Celine Dion, y han vivido en Florida, absorbiendo influencias musicales. Su álbum, lanzado cuatro años después de Manhattan (2021), mantiene su estilo característico con letras ingeniosas y sonidos noventeros. Su vínculo con el mundo del motor los llevó a colaborar con Car para una sesión de fotos inspirada en Miami 1990, su nuevo album.

 Locos por los coches

Teníamos que aprovechar que estaban los tres juntos (viven en Madrid, Marbella y Alicante) para entrevistarles. Y aunque les han hecho cientos de ellas a lo largo de su carrera, casi nunca no les han preguntado por lo segundo más importante: ¡los coches! 

¿Sois aficionados al motor desde siempre?
Raúl: Nos gustan mucho a los tres. A Óscar y Manolo más, sobre todo Manolo, siempre ha sido de divertirse mucho con la gasolina y la velocidad. 

Manolo: Ellos son más sensatos, yo he sido el más loco de la familia toda la vida. Desde pequeño mi ilusión y mi vocación frustrada, y lo que me hubiera gustado, es dedicarme a las carreras de coches (de hecho has corrido, apunta Óscar). No me he vuelto a poner porque no quiero precipitarme… (risas). Correr la Baja España Madrid-Aragón con Luis Moya de copiloto fue una de las experiencias más bonitas de mi vida. Me ha gustado mucho también el motocross o el trial. Mis hermanos han sido más de tenis, de ski o ciclismo, deportes que también practico. 

En vuestro nuevo disco sobre Miami hay referencia a los coches (Corvette, Ferrari), ¿en discos anteriores también las hubo?

Óscar: Creo que es la primera vez. Queremos hacer una trilogía. Primero hicimos “Manhattan” y ahora “Miami”, reflejando su ambiente en los años 80 y 90. Entonces el icono de la ciudad era Sonny Crockett y su Ferrari Testarossa.

 M.: La historia de este disco tiene que ver con el primer viaje que hice a Miami en 1990, cuando fui a EEUU a comprar coches y motos, cuando el tipo de cambio en pesetas era muy favorable. No nos dedicábamos a la música todavía. 

Siempre ha habido relación entre el motor y el rock, o la música popular digamos. ¿Por qué creéis que sucede esto?
M.: Desde siempre ha sido así, Elvis ya era un loco de los coches, y el rock está muy vinculado a la libertad. Además el músico está siempre en la carretera, ya sea en furgone- tas o en coches. En 2000 teníamos una Chrysler Voyager a la que le pusimos fax, y llevábamos un remolque con dos motos. De modo que si tocábamos en Almería y al día si- guiente en Málaga o en Granada, disfrutábamos del tra- yecto en moto. 

¿Qué coches conducís habitualmente?
O.: Yo creo que los coches por antonomasia para nosotros, los más significativos, serían el Porsche 911 y el Audi RS 6. Manolo ha tenido unos doscientos coches. 

M.: Somos muy tradicionales. Oscar tiene un 911 (también un M3) y yo he sido también mucho de 911.

Raúl tenía un Mercedes descapotable y ahora un RS 4. Para mí el Audi RS 6 es “el coche de los coches”, porque lo tiene todo. Anda más que la mayoría de los deportivos, puedes meter un montón de maletas, es un coche familiar perfecto. Y además es discreto. He tendido dos RS 6 y un RS 4 (B5). 

R.: Cuando estás conduciendo también es un gran momento para escuchar música. En muchos casos los productores, o los ingenieros o nosotros mismos, después de hacer una mezcla (de sonido) la vamos a probar al coche. Esto también es porque en el habitáculo el sonido está muy equi- librado, y, no siempre hay buenos equipos de música. Al no haberlos, es una gran referencia, y quieren saber como suena en un automóvil cualquiera. 

M.: El coche nos ha servido para muchas cosas ¿a todo el mundo no? (risas). 

¿Hay algún coche que hayáis tenido hace muchos años que recordéis con especial cariño?

M.: “Al principio lógicamente, compraba dentro de mis posi- bilidades. Pues un Fiat Uno Turbo, un R5 Turbo, un 205 Rallye, coches que hace treinta años corrían mucho. También tuve dos Delta Integrale. El Ferrari (360) lo tuve un año, le hice 9.000 km. y lo vendí. También por las circunstancias, vivíamos en León y era muy escandaloso. Cumplí el sueño, porque creo que es el sueño de los que nos gustan los coches desde pequeños, y me doy por satisfecho”.  

¿Habéis usado los coches para ligar o no ha hecho falta?

R: Ni con los coches hemos ligado (risas). Yo creo que un 911 gusta a todo el mundo, muy bonito, con clase, y también al género femenino (una mujer presente puntualiza que a ella le motiva más la guitarra). Manolo también cree que tocar la guitarra es más eficaz como herramienta de seducción, por la capacidad que tiene para ensimismar a la audiencia. 

Vosotros, que sois un poco poetas y habéis sido un poco pendencieros, ¿creéis que se pueden establecer paralelismos entre los coches y las mujeres?

O.: Creo que es un poco cosificación, no es oportuno comparar a una mujer con una cosa. No obstante he oído a psiquiatras hablar de ciertas analogías entre un tipo de coche, y un tipo de hombre o de mujer.

 M.: Entiendo lo que quieres decir, y está claro que se pueden relacionan ciertos tipos coches con personalidades, tanto de hombres como de mujeres. Más agresivo o tranquilo, más fiable o problemático, etc”.