La mayor colección de Mazda del mundo no está en Hiroshima. Ni siquiera está en Japón. De hecho, se encuentra en una antigua estación de tranvía en Alemania, y es propiedad de una familia apasionada por la marca para la que el motor rotativo es el rey. Un museo que abrió las puertas en 2017 y que ahora hemos podido volver a visitar gracias al nuevo CX-80.
En muy pocas ocasiones un motor se ha convertido en protagonista de una marca, pero ese es el caso de Mazda, cuya fidelidad durante décadas a la mecánica rotativa diseñada por Felix Wankel convirtió a la firma en la más imaginativa, irreverente y apreciada del panorama del motor japonés. La devoción por el motor Wankel se inició con el bellísimo Mazda Cosmo, pasó por hitos como la victoria en Le Mans en 1991 y se mantuvo hasta la desaparición del último RX-8 en 2012, un adiós que muchos esperamos que sea un hasta luego.
Esa pasión de la marca por los motores rotativos caló en Walter Frey, un estudiante de electricidad de origen muy muy humilde –su padre falleció en la Segunda Guerra Mundial y su familia fue expulsada de Checoslovaquia– que escuchó un día en su clase de electro-mecánica a un profesor decir que el motor Wankel “era malísimo”, y que se enamoró del Mazda Cosmo en cuanto, por ese comentario, supo de su existencia.
Hoy, cuarenta años después, Walter Frey y sus hijos dirigen tres concesionarios Mazda en Alemania, y han acumulado la colección de automóviles más amplia y valiosa que existe sobe la marca, más aún de los que conserva Mazda en Japón. Desde 2015 a 2017 trabajaron a fondo para convertir una vieja cochera de tranvías en la ciudad alemana de Augsburgo (Baviera, en el sur del país) en un museo dedicado a la casa, museo pudimos visitar en primicia antes de su inauguración y donde hemos vuelto para conocer al nuevo CX-80.
Aunque no seas un fan declarado de Mazda, sobrepasar el umbral de las puertas de este museo te convierte en uno de ellos. Solo aquí se puede contemplar la pasión que ha envuelto durante toda su historia a los modelos de esta marca, y nos hacemos más aficionados aún al saber que es una modesta familia y no una multinacional la que ha reunido todos estos bellos ejemplares para presentarlos al público. Si ver de cerca un Mazda Cosmo, el pick-up REPU o el deportivo Luce no sube las revoluciones de tu mecánica, no eres un verdadero adicto al automóvil.