Alfa Romeo 33 Stradale: llamada a la eternidad

El 33 Stradale renace con todo un legado a sus espaldas. Una serie limitada a 33 unidades y unas prestaciones de superdeportivo que lo convierten en uno de los coches más bellos y especiales de este año.


Cuando parecía que los iconos de la época de mi padre estaban más que muertos –y ya solo vivos en la memoria de los verdaderos amantes de los automóviles–, llega Alfa Romeo y su equipo de diseño, con el español Alejandro Mesonero-Romanos al frente y lo hacen. Hacen renacer, tras haber pasado más de 50 años desde su lanzamiento, el 33 Stradale, eso sí, esta vez mucho más moderno –aunque sin excederse– y con unas prestaciones de superdeportivo que pocos modelos son capaces de alcanzar. La serie limitadísima a tan solo 33 unidades (como el nombre del propio indica) ya ha anunciado que todos ellos tienen nombre y apellidos, aunque el único propietario que ha desvelado que será uno de los afortunados que tendrá uno en su garaje es el piloto de Fórmula 1, Valtteri Bottas –quien ha participado desde el principio en las pruebas en circuito de este coche–. Por ese mismo motivo, desde la marca no han hecho oficial el precio de cada unidad, aunque teniendo en cuenta la exclusividad de esta serie se cree que el precio rondaría el millón de euros –y no queráis imaginaros lo que costará en 10, 20 o 30 años–. Verlo en persona en el Centro Stile de Turín es sentirse afortunada y triste a la vez, pues la posibilidad de hacerme con uno de ellos es prácticamente imposible.


 


Alfa Romeo 33 Stradale: llamada a la eternidad


 


Vayamos por partes y empecemos por sus prestaciones. Son ni más ni menos que 620 CV de potencia en caso de elegir motor térmico. Este es un V6 de 3.0 litros biturbo gasolina con una caja de cambios DCT de 8 velocidades y tracción trasera con diferencial de deslizamiento limitado electrónico, con el que es coche es capaz de hacer el 0 a 100 km/h en menos de tres segundos y alcanzar una máxima de 333 km/h. Y es que, dejando de lado la fiebre de Fernando Alonso, que haya tanto 33 no es casualidad… El original de 1967 también derivó de otro coche, el Tipo 33 que cosechó muchos éxitos en competición. Su motor era un V8 que rondaba los 230 CV, alcanzaba una máxima de más de 260 km/h y del que solo se hicieron 18 unidades –y, evidentemente, no pueden estar más cotizadas–.


 



 


También se puede elegir eléctrico puro


Aunque sin duda si algo nos ha sorprendido es que se ha ofrecido la opción de comprarlo como eléctrico puro y, ojo, porque encima tendrá más potencia que el de gasolina. Concretamente esta versión llega hasta los 750 CV (552 kW) gracias a sus tres motores eléctricos; para una autonomía estimada (WLTP) de 450 km. Desde la marca son conscientes de que lo eléctrico es el futuro y como nos contaba el propio Mesonero, a los clientes se les ha dado a elegir entre estas dos opciones o bien para ser un pionero (en caso del eléctrico) o bien para ser uno de los últimos de combustión.


No quiso desvelar cuántos ni quiénes, pero sí nos confirmó que algunos de estos pedidos serán eléctricos.


Para garantizar un rendimiento excepcional en ambas versiones, se ha incorporado una sofisticada suspensión de doble brazo, amortiguadores activos y un innovador sistema de frenado denominado Alfa Romeo Brake-by-Wire, desarrollado por Brembo. Este sistema incluye frenos carbocerámicos y pinzas de aluminio con seis pistones en la parte delantera y cuatro en la trasera. Estas pinzas de freno se pueden personalizar con los colores deseados por cada cliente.


 



 


Además de su destacado sistema de frenado y suspensión, estos vehículos ofrecen una función especial que permite elevar la carrocería cuando se selecciona el modo “Strada”. Este modo, que también se acompaña del modo “Pista” para una experiencia más extrema, permite elevar la parte delantera del vehículo a velocidades inferiores a 40 km/h. Esto se hace para evitar posibles daños en esta exclusiva obra de ingeniería italiana, porque atravesar los badenes colocados en las urbanizaciones nunca fue sencillo…


Puede que lo realmente valioso de este coche no resida en sus asombrosas cifras, ni en su precio o sus limitadas unidades sino en la personalización de cada una de ellas. Y es que ya sabemos que las marcas suelen ofrecer distintas opciones de llantas, colores de carrocería o interiores pero imagina poder personalizar todo, hasta las salidas de aire del motor o si desean el logotipo clásico o en 3D.


“Nuestros clientes han sido gran parte del éxito para encontrar el equilibrio entre el clásico y el moderno”, nos contaba Alejandro Mesonero. El resultado es fácil de adivinar: no hay dos unidades iguales. El mismo Alejandro se ha sorprendido con la imaginación de los clientes: “he hecho 23 configuraciones, todas diferentes. Algunas no me las esperaba para nada. Incluso algún cliente me ha traído un trocito de pintura de uno de sus coches para que lo replicásemos”.


 


Un interior a la altura


Al pasar al interior solo pienso en lo complicado que es entrar en este tipo de coches, sobre todo si lo haces con todo el cuidado del mundo, como si de cuidar a un hijo se tratase –pues querríamos que una joya así se mantuviera intacta toda la vida–. Una vez dentro, todo este “esfuerzo” vale mucho la pena. En el interior encontramos una mezcla entre lo moderno y lo clásico, por lo que sientes como si los años no hubieran pasado. Es quizás la combinación perfecta. Y es que hacer un interior como este no ha sido capricho de sus diseñadores, sino de los clientes: “queremos un volante normal, sin botones”. Esta fue una de las peticiones que tuvo que escuchar Alejandro Mesonero-Romanos y que al parecer se extiende al resto de propietarios, pues el volante es bastante sencillo y cuenta con enormes levas de aluminio para cambiar de marcha.


 



 


Yo personalmente he pasado mi vida rodeada de coches de competición y de clásicos, y el hecho de ver que la consola central está llena de botones de aluminio (inspirados en el mundo de la aviación) me entusiasma. En el techo también hay y por un momento todo me recuerda a la unidad de 1967 –puede parecer lo normal, pero conseguir que dos productos separados por más de 50 años se parezcan no es sencillo–.


 



 


Pantalla sí, pero oculta


Tras fijarme en todos estos botones me surge la gran duda: ¿es que no lleva pantalla? Sería algo muy raro que un coche en 2023 no llevase pantalla, ya que hasta los más low cost cuentan con una. Entonces un botón disipa toda mi inquietud, la pantalla se encuentra escondida y está muy bien de tamaño. Que quieres pantalla, pues la sacas y si prefieres ir como en antaño en los que el mejor GPS era la intuición, pues mejor déjala escondida en su hueco.


 



 


En realidad, en su interior todo resulta interesante y tanto la tapicería de alcántara como la de piel le quedará genial, y respecto a los colores los propietarios también han tenido opciones infinitas de personalización. Y es que con tanto entre lo que elegir si fuese mi vehículo no sabría ni por dónde empezar… pero ese ya es otro tema. Como es habitual en este tipo de coches fuoriserie, cada propietario puede elegir 8 dígitos del número de bastidor que también quedará marcado en el túnel central.


 


Detalles infinitos


De hecho, el equipo de diseño ha pensado todo tan al detalle que han diseñado hasta una serie de maletas de distintos tamaños y a juego con el interior, que están hechas a medida para aprovechar los huecos del coche al máximo. También unos portatrajes, uno por pasajero, también a juego, y en los que se puede bordar “piloto” o “copiloto”. Su interior está forrado en tela repitiendo 33 Stradale. Con todo esto, los propietarios tendrán un motivo más para desear sacar su coche a la calle y no dejarlo en el garaje parado. Es más, de hecho no existe una guantera al uso de las que vienen integradas en el salpicadero sino que en su lugar hay una de estas bolsas que se enganchan y se pueden quitar para llevártela a donde quieras. Si por ejemplo vas a la gestoría o a la ITV, pues en vez de sacar todos los papeles te llevas directamente la bolsa, que es cómoda.


 


Diseño exterior atemporal


En el exterior, su diseño es muy llamativo pero al estudiarlo de cerca y con Alejandro Mesonero al lado nos damos cuenta que sus líneas son bastante sencillas aunque muy estudiadas. En un superdeportivo cada detalle cuenta e influye en la aerodinámica del coche, cuyo Cx es de 0,375. En distintos aspectos sigue la línea de diseño de los modelos actuales de Alfa como podemos apreciar en la parrilla triangular –que llevan el Stelvio, el Giulia y el Tonale–. Y no solo con la de la marca sino también con la de su predecesor de 1967.


 



 


Los faros redondeados ahora son de LED y están formados por 33 luces, una por propietario. El morro sigue siendo bajo, la parrilla pequeña y las puertas se abren en forma de mariposa –no puedo ni definiros lo espectacular que le queda–, por lo que las similitudes con el original son muchas.


En la parte trasera destacan los grupos ópticos redondos y su chasis que parece estar cortado en esta zona, definida por dos grandes tomas de aire laterales que son necesarias para el intercooler y que hacen al coche musculoso e imponente. Este 33 Stradale tiene un chasis de aluminio y cuenta con multitud de detalles en fibra de carbono como por ejemplo los marcos de las ventanas. Como rareza, se puede observar que la altura máxima no se encuentra en el parabrisas –lo que es habitual en los deportivos– sino en medio del techo.


 



 


Hacer renacer un icono nunca es fácil y la presión existe y Mesonero la ha sentido aunque sus ganas superaron este “miedo”. “Es difícil porque tienes que hacer un salto mental importante entre el año 1967 y la actualidad, donde ha habido un vacío de muchos años con este modelo. Los dos ingredientes básicos son: el respeto por el ADN del coche original y por otra ser capaz de crear un diseño contemporáneo aunque no futurista. Que el coche sea bonito hoy pero también dentro de 10 años”.


¿Lo ha conseguido? En mi opinión sí, pero puede que haya alguno al que no le haya terminado de convencer –aunque de momento no conozco a nadie–. “Es mejor gustar mucho a pocos que gustar poco a muchos”, concluía el diseñador español.


 


Sencillez y pureza, una fórmula arriesgada que ha resultado la clave del éxito


Reconozco y nunca lo he negado que me encanta Alfa Romeo, me parecen de los coches más bellos del mercado y de la historia. A modo personal os contaré que desde que lanzaron el 4C hace 10 años vivo enamorada de ese modelo y sobre todo por el precio de salida que tenía… aunque claro, por aquella época no tenía ni edad para tener carné de conducir. Con esas mismas características para enamorar encontramos el 8C Competizione de 2007 o el Giulia SWB Zagato de 2022. Y es que estos tres modelos que he mencionado (y podría mencionar muchos más) tienen algo en común: su diseño es atemporal. En todos ellos cuesta adivinar de qué año son y esa es una de las premisas de la marca desde hace muchos años.


Alejandro Mesonero cree que una de las claves para que un diseño sea atemporal es la sencillez, es decir, que tenga pocas líneas pero que sean reconocibles. En el 33 Stradale han apostado por la pureza, para que la gente pueda memorizarlo y perdure muchos años. Aun así, nos reconoce que apostar por la simplicidad no es fácil en un modelo de producción masiva porque te la juegas a que el mercado te rechace (algo que ninguna marca puede permitirse), aunque por suerte no ha sido el caso de este modelo ya que antes incluso de iniciar la producción estaban vendidos.


 



 


Todo comenzó de la manera más improvisada, cuando Alejandro junto a otros responsables de diseño fueron llamando personalmente a los clientes y fans más allegados para ofrecerles este proyecto. Algunos fueron hasta el Centro Stile, con otros tuvieron que desplazarse ellos y desde los primeros bocetos ya consiguieron confirmaciones de que querían hacerse con una unidad. El boca a boca fue creciendo y la cifra paró en 33, por lo que a día de hoy existe una importante lista de espera a la que no han podido satisfacer. “Realmente todo empezó de forma más seria en junio de 2022 y, desde entonces, no hemos parado”, nos confesaba Mesonero.


 



 


Los clientes empezarán a recibir sus unidades muy pronto y es que cada una de ellas conlleva un mes y medio de trabajo, que ni siquiera me parece mucho teniendo en cuenta que para cualquier coche normalito los clientes esperan entre 6 meses y un año.


Últimamente me cuesta dormir, este coche es tan impresionante que ronda mis pensamientos las 24 horas del día, ahora ya solo pido que si una de esas 33 unidades llega a España tengamos el placer de disfrutarlo y verlo desfilar en alguna edición de AutoBello.


 


Unas horas al lado de Alejandro Mesonero-Romanos, Director de Diseño de Alfa Romeo


En un mundo donde reinan el ego y las apariencias parece mentira encontrar a diseñadores tan humildes como Alejandro Mesonero-Romanos. Es toda una estrella en el mundo del diseño de automóviles y nos llena de orgullo que sea español y que siempre nos atienda con tanto cariño, esta vez en el Centro Stile de Turín.


Ha sido la pieza clave para hacer renacer el Alfa Romeo 33 Stradale, porque su hambre por seguir el histórico legado de la marca ha superado todas las barreras.


 



 


Antes de llegar a la firma italiana estuvo en Seat (Grupo Volkswagen) y en Dacia (Grupo Renault), aunque su paso fue fugaz porque una oferta como la de Alfa Romeo era prácticamente imposible de rechazar. “Los coches más bellos de la historia siempre han sido italianos, y concretamente de Turín” nos contaba. Aun así no dudó en recalcar lo positivo de haber trabajado en una marca francesa y en una española-alemana. “Las marcas alemanas tienen un gran ‘saber hacer’ de calidad aunque tomen pocos riesgos y los franceses son muy revolucionarios, siempre tienen ideas nuevas y ganas de cambiar las cosas”, y añadía: “Alfa Romeo es la combinación perfecta de las dos (calidad y creatividad) y además una búsqueda continua por la belleza”.


Dejando de lado la fabricación de este tipo de series tan especiales y limitadas, el madrileño es consciente de que Alfa Romeo tiene pocos productos en su gama: “necesitamos que se vean coches de nuestra marca por la calle”. Con las 33 unidades ya vendidas ahora tiene la vista puesta en los modelos que llegarán a partir de 2025 donde la electrificación jugará un papel importantísimo –actualmente solo tienen el Tonale electrificado–, que pertenecerán a distintos segmentos: “no vamos a hacer solo SUV”. Todo augura que la marca volverá a traer coches como el Giuletta o el Mito renovados, además de los Stelvio y Giulia.


 



 


Dejando de lado estas cuestiones más corporativas, Alejandro nos confesó que está encantado en Turín, tanto que hasta se ha comprado una vivienda allí, lo que nos hace pensar que su trayectoria en Alfa acaba de comenzar. En sus escasos tiempos libres adora salir a pasear con su Alfa clásico, un Giulia del año 68. Para su día a día acaba de estrenar como coche de empresa un Giulia, aunque ha tenido un Stelvio hasta hace escaso tiempo y a pesar de ser muy distintos está encantado con ambos.


Aprovechando la ocasión, no dudé en preguntarle por el coche de sus sueños, ese que desea tener en su garaje antes de morir, aunque es muy difícil quedarse solo con uno. Entre risas me respondía que si le tocase la lotería y el museo de Alfa Romeo pusiese a la venta el 2000 Sportiva se lo quedaría sin duda. Alejandro demuestra un gusto exquisito en lo que hace y también en lo que elige.


 



 


Además se declara fan absoluto de AutoBello, un evento al que su apretada agenda a veces no le permite asistir, aunque sí lo hacen sus hijas. Viendo todas sus obras, la expectación que tenemos por ver por todo lo que llega es máxima y estamos seguros de que estará a la altura.