Aston Vantage N430

Estamos mirando directamente hacia abajo desde un helicóptero hacia la infame curva Karussel que, a pesar de ser una de las más lentas, es también de las más complicadas. Podemos ver cómo están preparados para tomar salida en Nürburgring cinco coches de carreras. Uno de los coches, un Aston Martin azul brillante, va con tranquilidad, y después más rápido, pero hay un siniestro BMW Z4 GT3 negro pegado a su paragolpes, puede sentir casi su respiración. El Aston es más alto y desliza sobre el asfalto mucho más que los coches más lentos. Para el Vantage va a ser difícil pasar por la bandera de cuadros antes que el BMW. Está claro que Aston se dedica a hacer coches deportivos, y para hacerlo todavía un poco más radical, han llegado con el nuevo Vantage N430. La “N” es por Nürburgring, y el “430” es por la potencia que alcanza, 430 CV. Además, es la tercera de una serie de ediciones especiales.

Lo que empezó siendo un Vantage V8, ahora lleva una serie de cambios en la mecánica que le aportan 10 CV extra, que son imprescindibles para hacer el 0 a 100 km/h en 4,8 segundos, o alcanzar los 300 km/h de velocidad máxima. Se puede elegir una caja de cambios manual de seis velocidades como la que hemos probado aquí, o la automática Sportshift II.

Pero si algo llama también la atención es la estética. En la parrilla delantera lleva unos detalles amarillos. El interior está forrado de Alcántara y piel, y los asientos son de fibra de carbono. Nos llama la atención que se hayan hecho grandes esfuerzos en hacer este coche 20 kilos más ligero, pero sin embargo los asientos llevan los ajustes eléctricos. Bajo el capó el mensaje deportivo es muy claro. Este V8 es muy agresivo, ronco y fuerte y, por encima de las 3.000 rpm su sonido se convierte en una melodía metálica de lo más adictiva, ideal para los túneles.

El N430 está basado en el Vantage que llegó en 2005, y muestra su edad desde dentro. Con todo, parece que el N430 debe ser toda una herramienta de marketing para Aston Martin y su futuro en los circuitos.