Entre los dos suman 1.125 CV y cada uno transmite unas sensaciones totalmente diferentes pero que desembocan en el mismo sitio: la agresividad. Cada uno con su silueta deportiva a su manera, con su sonido único, cada uno a su manera son capaces de hacer sentir infinitas emociones.
El X6 M es un todocamino imponente y majestuoso, que a pesar de su gran tamaño y su pesada estructura, se mueve como un deportivo de calle, aunque haya que tener mucho cuidado con lo que tenemos alrededor, porque la sensación ahí dentro es la de ir en un tanque de combate. Con un motor V8 4.4 de 575 CV, consigue hacer unos niveles de consumo de 11 litros y sus más de dos toneladas pasan de 0 a 100 km/h en 4,2 segundos –por los 2,8 del GTR–. Es lo que más nos gusta de este coche, la sensación de velocidad.
Ahora nos bajamos del BMW X6 M y entramos en el mundo de los videojuegos. Todo lo que vemos dentro del GTR nos gusta, sobre todo por su minimalismo. Nada es ostentoso dentro de este coche único, todo es fácil de usar y tenemos la información necesaria en su ordenador para sacarle el máximo rendimiento. Hemos pasado de ir a más de un metro del suelo, a estar pegados al asfalto, perdiendo la vista del morro con la carretera. El Nissan GTR lleva un motor V6 3.8 de 550 CV, que son capaces de dejarnos pegados al asiento de un solo acelerón. Aunque no tenemos el confort extremo como en el X6, la esencia de este coche es otra. Es volver a los deportivos de antes, en los que solo importaban el cambio y el volante.
No podríamos elegir uno u otro porque el objetivo de cada cual es diferente, pero es curioso cómo dos elementos tan opuestos en lo tangible son tan similares en según qué apartados.